13 de Marzo, 2025
Por Lara Castillo

Marina Abramović es una de las artistas de performance más influyentes y provocadoras de las últimas décadas. Con una carrera que abarca más de 50 años, ha redefinido los límites del cuerpo, la resistencia y la conexión entre el artista y el público.
Nacida en 1946 en Belgrado, Abramović creció en un entorno estricto y disciplinado que, de alguna manera, influenció su enfoque radical hacia el arte. Desde sus primeras obras en los años 70, comenzó a explorar el dolor, la resistencia y la interacción con el espectador. Uno de sus primeros trabajos más impactantes, Rhythm 0 (1974), consistió en permanecer inmóvil durante seis horas mientras el público tenía libertad para interactuar con ella usando 72 objetos, entre ellos un cuchillo y una pistola cargada. Esta pieza demostró la vulnerabilidad humana y la facilidad con la que el poder puede corromperse.

En 1976, Abramović conoció a Ulay, su pareja tanto en el arte como en la vida. Juntos crearon performances centradas en la exploración de la identidad, el cuerpo y las relaciones humanas. En Rest Energy (1980), ambos sostuvieron un arco y una flecha apuntando al corazón de Abramović, explorando la confianza y la tensión. Su relación culminó con The Lovers (1988), una despedida simbólica en la que caminaron desde extremos opuestos de la Muralla China para encontrarse en el centro y separarse para siempre.





Tras su ruptura, Abramović continuó desarrollando su obra de manera individual, enfocándose en la resistencia física y mental. The Artist is Present (2010) fue una de sus piezas más icónicas: durante tres meses en el MoMA de Nueva York, se sentó en una silla en silencio mientras los visitantes se turnaban para mirarla a los ojos. La pieza generó una profunda conexión emocional, y el reencuentro con Ulay durante una de las sesiones se volvió un momento inolvidable para la historia del arte contemporáneo.