18 de Junio, 2025
Por Constanza Pistone
Los signos de recesión no son sólo una cosa de Wall Street– también se traduce en la moda. A mitad de un 2025 turbulento y lleno de incertidumbre económicamente a nivel mundial, debido a las tensiones arancelarias y la disputa en Medio Oriente, ¿cómo podemos identificar la descaleración en nuestra indumentaria? ¿Siguen siendo relevante en esta época de fast fashion?

De las polleras maxi a las minis, el Hemline Index de George Taylor es la teoría que establece una relación entre la economía y el largo de las faldas o vestidos. Según esta hipótesis, que nació en el boom de las polleras cortas de las flappers en 1920, las faldas tienden a acortarse antes de un período de prosperidad económica, mientras que se alargan notablemente cuando se aproxima una desaceleración.

La fiebre por los labiales también podría tener un mensaje. Según el Lipstick Index, las ventas de labiales suelen aumentar durante los períodos de desaceleración económica, impulsadas por la idea de un ‘lujo accesible’ o ‘affordable luxury’. El llamado Lipstick Effect es un término acuñado por Leonard Lauder (sí, el de Estée Lauder) para explicar el aumento en la venta de este amado accesorio tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. 

El High Heel Index habla que en tiempos de crisis los tacones tienen a subir ya sea como compensación emocional o un statement. Por otro lado, en tiempos de estabilidad reinan los zapatos bajos y cómodos, una especie de quiet luxury que parece ir de mano con el concepto old money. 

El Revenge Fashion también es un concepto peculiar. Este explica que las personas tienden a vestirse de forma llamativa, extravagante o liberadora después de un período de restricción o crisis, como si buscaran “vengarse” del tiempo perdido.

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