6 de Febrero, 2025
Por Gala Vicente
Una película absurda, glamourosa y completamente icónica que combina comedia negra, efectos especiales increíbles (para su época) y un mensaje profundo. Death Becomes Her, protagonizada por las legendarias Meryl Streep, Goldie Hawn y Bruce Willis, es un clásico que nos hace reír, sorprendernos y cuestionarnos un poquito nuestra obsesión con la juventud eterna.
Primero, si hablamos de la estética, la película está cargada de glamour exagerado. Desde las mansiones de lujo hasta los looks perfectamente diseñados, cada detalle grita exceso, pero con un toque satírico que te deja claro que no se toma a sí misma demasiado en serio. Todo está hecho para reflejar esa búsqueda desesperada por la perfección, y funciona de manera brillante.
La historia sigue a Madeline (Streep) y Helen (Hawn), dos mujeres atrapadas en una rivalidad eterna que alcanza niveles extremos cuando ambas toman una poción mágica que promete juventud eterna. Pero, como era de esperarse, hay un efecto secundario. Lo que sigue es una comedia de humor negro llena de giros inesperados, diálogos memorables y momentos extravagantes.
La sátira es el corazón de esta película. Bajo todo ese brillo y drama, Death Becomes Her es una crítica mordaz a la obsesión de la sociedad con la apariencia y la superficialidad. Es hilarante, pero también te deja pensando en cuánto valor le damos a lo externo, incluso a costa de nuestra humanidad. Y como es de esperarse, las actuaciones son increíbles. Meryl Streep y Goldie Hawn tienen una química espectacular, y Bruce Willis brilla como el marido patéticamente atrapado entre ellas.
Algo que también es muy notorio es que aunque separadas por décadas, Death Becomes Her (1992) y The Substance (2024) de Caroline Fargeat comparten el principal núcleo temático: la obsesión por la juventud, la belleza y la fama, y cómo estas ambiciones pueden llevar a extremos perturbadores. Ambas películas exploran los costos de perseguir lo superficial, mezclando humor negro, horror y una crítica mordaz a la sociedad que idolatra lo efímero.
Algo que también es muy notorio es que aunque separadas por décadas, Death Becomes Her (1992) y The Substance (2024) de Caroline Fargeat comparten el principal núcleo temático: la obsesión por la juventud, la belleza y la fama, y cómo estas ambiciones pueden llevar a extremos perturbadores. Ambas películas exploran los costos de perseguir lo superficial, mezclando humor negro, horror y una crítica mordaz a la sociedad que idolatra lo efímero.
