27 de Mayo, 2025
Por Gala Vicente
“Coquette”, palabra tomada del francés que significa “coqueta”, se convirtió en un término central para una de las estéticas más virales del momento. Su universo visual está formado por elementos que evocan la feminidad adolescente de los años 50: encajes, moños, volados, medias altas, paletas de colores suaves y maquillaje natural. La estética remite inevitablemente a otras anteriores como el estilo “nymphet” o “Lolita”, este último tomado del libro de Nabokov.
La lógica del coquette gira en torno a una especie de rebeldía dulce: escapar de la sobreexposición y la cultura hipersexualizada volviendo a una infancia prolongada, idealizada, que se presenta como refugio estético y emocional. Hay una fascinación por cómo se vivía y entendía lo “femenino” en la mitad del siglo XX, cuando los roles eran más rígidos y definidos.

Para poner un ejemplo, si bien el estilo personal de Lana Del Rey no entra de lleno en el coquette, su música es fundamental en este fenómeno. Su imaginario musical y visual es una gran influencia para quienes adoptan esta estética. Tanto Lana como el coquette comparten una visión escapista, una necesidad de volver a un pasado idealizado —las décadas del ’50 y ’60— cuando el sueño americano parecía más homogéneo, simple, ordenado, y donde una casa con cerco blanco y una familia perfecta era la meta. Sólo que ahora, la fantasía se ata con moños.

Muchas referencias al pasado del estilo coquette en Tumblr, por ejemplo, también mostraban una romantización de las relaciones con diferencias de edad, el uso del deseo como poder y cierta admiración por Lolita, el libro y la película. El fenómeno sigue creciendo, oscilando entre lo dulce y lo complejo, entre la nostalgia y la ironía, entre el deseo de habitar una estética y el riesgo de quedar atrapada en ella.

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